Shh...

Shh...
Quédate en silencio...

Déjame decirte que te quiero
que vuele con el viento y se repita,
déjame mostrar que te deseo
aunque vayan ya mil veces que lo diga.

Déjame decirte que te quiero
y mi alma la mitad te entregue
siendo yo la otra, que a lo lejos,
al no estar contigo, muere.

Déjame acercarme sigilosa,
y en un ademán travieso
acercar mis labios a tu boca,
susurrándote al oído que te quiero.

Decir que te quiero no es decir lo que siento. Es poco

Hoy pienso en…

Cuando estamos tú y yo, a solas, juntos ambos en penumbra,
cuando nada nos alumbra y solo podemos ver las finas líneas de los rostros,
cuando tu aliento roza mi boca, mis dedos acarician tu piel, y me besas
y entonces el mundo se disipa,
-y todo es perfecto-,
cuando siento tus manos con las mías,
cuando me haces reír a carcajadas,
cuando te miro tan de cerca,
casi desenfocado,
y en las noches en las que duermes conmigo,
a mi lado,
y me das calor, y me abrazas como si fuera tan frágil que pudiera romperme,
como si fueras mi armadura y nada malo me pudiera pasar…
cuando tengo tantas ganas de decirte que te quiero y que no es decir lo que siento,
-es poco-;
cuando me pudro cada vez que tengo que irme de tu lado,
o que tu te vas,
aunque sea casi unos segundos y te echo de menos,
y el ruido se convierte en estruendo y me perfora los oídos,
y te extraño como si llevásemos un año sin tocarnos,
y cuando me doy cuenta de lo maravilloso que eres,
-de lo que me haces falta-,
de que eres toda la razón de mi existencia,
que le das sentido a todo,
y que el aire que respiro no es aire…si no procede de tu boca.